Thursday, November 23, 2006


PARA ATRAPAR A RAÚL

Por Juan Manuel Ruiz*
Periodista de RCN radio. Esta columna fue publicada por los diarios de Colprensa


Si usted quiere entrevistar a Raúl (y, si es espía, atraparlo), puede encontrar, relativamente fácil, una ruta que lo conducirá hasta él. O podía hacerlo, para ser más exactos, pues es muy probable y casi seguro que Raúl ya se haya mudado. Pero juguemos a que Raúl es tonto -no lo es-y se ha quedado en su escondite esperando a que usted vaya por él.

Creamos que él no ve televisión, ni lee periódicos, ni tampoco escucha la radio (como sí lo hacen sus secuestrados) para enterarse de cosas como el revuelo que se armó porque el estado encontró las pruebas que acreditan su manera de movilizarse por entre selvas y trochas y está dispuesto a entregarlas a los presidentes del vecindario. Es más, imaginemos que Raúl no sabe que el Presidente se refirió a él con nombre propio y lo trató de cobarde por la última bomba que puso en la Escuela Superior de Guerra.

Con esas suposiciones, haga unos contactos, consígase un puñado de billetes de cincuenta mil y compre los primeros tiquetes de su travesía. Vuele desde Bogotá hasta Puerto Asís, en el Putumayo.

No se alarme: antes de aterrizar en Puerto Asís verá desde el aire una que otra mata de coca escondida entre la maleza. Allí, tómese un par de cervezas, contrate a un lanchero y cruce el río con rumbo a un pequeño caserío conocido como Puerto Vega. Desde ese último puerto, alquile un jeep que lo conduzca hasta Teteyé (sí, Teteyé, donde hubo un ataque de las FARC que dejó 19 muertos). Desde Teteyé cruce el río San Miguel hasta otro lugar conocido como Pueblo Nuevo. En Pueblo Nuevo, si usted ha hecho previamente (y con paciencia) los contactos debidos, alguien vestido de paisano lo recogerá y lo llevará a territorio ecuatoriano en otra lancha.

Una vez en territorio del Ecuador, será conducido hasta el sitio conocido como La Cueva: en esa cueva encontrará a Raúl, el hombre de barba y bigote a quien el Presidente llamó "fantoche".

Allá le contarán un poco de historias, algunas que usted creerá y otras que no. Que, por ejemplo, Raúl -que no es tonto-padece desde hace tiempo un cáncer de próstata que ha requerido de atención médica especializada. Que un médico argentino, que hizo una ruta parecida a la suya en cuanto a la extensión del viaje, es quien lo atiende con el mayor sigilo y enorme cuidado.

Que hasta ese lugar ha llegado una mujer ecuatoriana que debe estar en sus cuarenta, y a quien apodan La Tía o Esperanza. Pero que se llama Nubia Calderón. No intente buscar en la guía telefónica quiteña ese nombre: en el mundo no hay una sola Nubia Calderón, sino varias. Yo conté como veinte. Es la amiga clave de Raúl en el territorio vecino.

Buscarla será imposible, a no ser que usted pretenda imitar a Terminator (¿recuerda?¡Terminator 1!) y sobre la base de ese nombre repetido veinte veces decida eliminarlas una por una hasta acabar con todas las probabilidades.


Eliminando las probabilidades, al final llegará al escondite y entonces podrá tener a Raúl enfrente de usted: ¿qué puede hacer? Algunos dicen que usted no puede capturarlo por cuanto violaría la soberanía del vecino. Y si decide contarles a las autoridades, quizás sea demasiado tarde. El juego, como ve, no es fácil. Para atrapar a Raúl se necesita la misma malicia del perseguido que, a esta hora, ya debe estar en otro lado. Malicia conseguida durante meses, años, décadas, en el monte.

Sólo si usted es capaz de hacer una apuesta sin tiempo, podrá entonces obtener esa victoria. Pero cuando llegue, a lo mejor Raúl ya no está en este mundo. No se decepcione, el asunto sí parece como para Play Station 3, que tantas colas ha generado en Nueva York. Pero es un juego para gente inteligente, esencialmente. Lea bien las claves y empiece a tomar decisiones y a sacar sus propias conclusiones.

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